Guzmán el Bueno
Quien haya estado alguna vez en Madrid seguramente conocerá
la calle de Guzmán el Bueno. Es una bonita calle arbolada en pleno centro de la
ciudad. Otras pocas ciudades de España tienen también una calle con su nombre. Cada vez que paso por ella, no puedo evitar emocionarme pensando en el
leal caballero que le da nombre.
Quizá
después de leer su historia, os pase lo mismo a vosotros.
Remontémonos al reinado de Sancho IV el Bravo,
a finales del siglo XIII. Estamos en plena Reconquista. Es una época de
héroes….y también de traidores.
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Sancho IV el Bravo |
Uno de estos es el infante don Juan, hermano
del rey. El infante ansia suplantar a su hermano en el trono, y para ello no
había dudado en varias ocasiones en aliarse con los enemigos de España. Ni las
amenazas, ni las ofertas de Sancho, habían logrado nunca aplacar su ambición.
Es así como llega a la corte del emir Aben
Jacob de Marruecos. El emir quiere emprender una ofensiva contra el reino de
Castilla, pero para ello necesita tomar la plaza de Tarifa, guardiana del reino
frente al estrecho de Gibraltar.
Don Juan, viendo una oportunidad para sus propósitos, se ofrece a ayudarle.
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Murallas de Tarifa |
La fortaleza de Tarifa se encontraba defendida
por un caballero llamado Guzmán. El infante conoce la integridad del caballero,
pero aun así intenta sobornarle ofreciéndole un gran tesoro a cambio de
entregar la ciudad.
He aquí la respuesta del caballero a la oferta:
-
“Decidle al infante traidor que ha querido comprarme, que un caballero
cristiano no se rinde jamás, y añadid también que un cobarde y un vil cree que
todos son de su condición”.
La respuesta de don Juan no se hace esperar,
inmediatamente ordena el ataque a la plaza.
Después de varios días de ofensiva, los víveres
y el agua empiezan a escasear…..pero la plaza no cede. Confiando en que la
moral empiece a decaer entre los tarifeños, don Juan le hace otra oferta a Guzmán:
esta vez, la mitad del tesoro prometido anteriormente.
La respuesta del caballero hace honor a su
dignidad:
-
“Decid al infante don Juan que los buenos caballeros ni compran ni
venden victoria”
El hermano del emir, que acompaña al infante,
empieza a inquietarse, cuanto más tarde la plaza en caer, más tiempo tendrá el
rey Sancho para llegar hasta ellos con su ejército; y eso acabaría con los
planes del emir de invadir Castilla.
Sin embargo, extrañamente, don Juan está
tranquilo. Tiene un tesoro mucho mas valioso para Guzmán que los que ya le ha
ofrecido: su amado hijo.
¿Cómo había llegado el muchacho a manos de don
Juan? Estando en la corte de Castilla,
se le había confiado para que lo llevara bajo su protección a la corte de
Portugal. En lugar de hacerlo lo había guardado como rehén.
El hermano del emir empieza a saborear la
victoria. Un padre nunca dudaría en salvar la vida de su hijo, sea cual sea el
precio.
Así es como llegamos al terrible momento en
que don Juan se acerca arrastrando a un chiquillo tembloroso a las murallas de Tarifa:

No era la primera vez que el infante había
usado aquel vil ardid. Años atrás ya había obtenido la ciudad de Zamora
reteniendo a un hijo de la alcaidesa.
El caballero Guzmán ve a su hijo maniatado y
lloroso al pie del muro y llora en silencio.
Es su hijo inocente. Recuerda su nacimiento,
sus años de infancia,…y hace un esfuerzo para apartar aquellas memorias
placenteras de su mente….
Recuerda entonces la lealtad jurada a su rey y
el sacrificio que todos le debemos a la patria cuando está en peligro.
Y finalmente su sentido del deber vence a sus
sentimientos.
Sabemos lo que respondió a la vil proposición,
y sus palabras nos dan una idea de la grandeza de aquel hombre:

¡El infante no puede creer la lealtad de aquel
hombre a sus principios! le acusa de locura y le recuerda su desafío. A todo eso don Guzmán responde:
-
“No es locura, sino dignidad. Soy un caballero y vos un asesino aunque seáis
infante y hermano del rey. Y para que veáis mi firmeza y que no estoy dispuesto
a cambiar de opinión, ahí va mi propio puñal para que no os falte arma con la
que completar semejante atrocidad”.

Don Guzmán y su esposa escuchan juntos desde
la fortaleza los alaridos del pueblo al presenciar la cruel escena de la muerte
del muchacho.
Escudo de la brigada de infanteria "Guzman el Bueno" |
Seis meses resiste Tarifa el ataque de los
moros. En ese tiempo el rey envía refuerzos desde Sevilla y ya se apresta a
liberar la ciudad, cuando los moros deciden levantar el asedio y volver a
Marruecos.
Salvada la ciudad, Guzmán parte a Castilla. Por
los caminos salen las gentes a aclamarle como a un héroe. Cuando el rey lo
tiene ante sí, lo abraza emocionado:
“No
podremos olvidar nunca lo que hicisteis en Tarifa, ofrendasteis a vuestro hijo
para salvar al reino de Castilla”.
¿Y qué fue del infante don Juan?, ¿Tuvo
castigo su crimen? Si, lo tuvo. Una vez ante el emir fue acusado de negligencia
y decapitado. Así murió el traidor.
Todos le debemos algo a don Guzmán, como a don
Pelayo, a doña Isabel,….y a tantos y tantos héroes de la Reconquista. Les
debemos la pervivencia de nuestra cultura, de nuestra Fe, de nuestros
derechos,….y en resumen, nuestra libertad.
En cada ciudad de España debería haber una
calle dedicada al Buen Guzmán, para no olvidar nunca honrar al hombre que
rechazo salvar la vida de su propio hijo, por salvar las de los de tantos
otros…hasta nuestros días.
Hombre valiente sin duda alguna...
ResponderEliminarRecuerdo ir por España en metro y escuchar “ próxima parada Guzmán el bueno " 🙂🙂🙃
ResponderEliminarBravo Guzman
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