COSAS DE QUEVEDO





Quevedo es una de esas figuras literarias que nunca deja de sorprendernos. Como literato, cultivó todos los géneros literarios de su época. Muchas de sus composiciones son conocidas por todos, aunque a menudo no reconozcamos su autoría,  y multitud de anécdotas sobre su vida, verdaderas o no, se transmiten de generación en generación. 


Una de las anécdotas más conocidas de su vida, es en la que estaba Quevedo cagando en una esquina, cuando pasó una madre con su hija. Muy fina la señora,  dijo al ver a un señor con el culo al aire “¡¡¡qué vedo!!!”, y Quevedo, sorprendido y con guasa  dijo, “jodé, hasta por el culo me conocen”.


Los padres de Francisco de Quevedo desempeñaban altos cargos en la corte, por lo que desde su infancia estuvo en contacto con el ambiente político y cortesano y era asiduo de la compañía de las figuras más poderosas del Reino e incluso de la familia real.  Ni los reyes se libraban de la agudeza del escritor: 
La segunda esposa de Felipe IV, Mariana de Austria, sufría una cojera que hacía sus andares algo risibles. Conociendo la audacia de don Francisco, que a menudo tornaba en temeridad y por cuya causa cayó en desgracia poco después, le retaron a ser capaz de echar en cara a la reina su cojera delante de todo el mundo.  Quevedo tiró de sutileza e ingenio y aceptó la apuesta . Un día se presentó a una recepción en Palacio con dos flores; una rosa portaba en la diestra y un clavel en la siniestra. Ofreciéndoselos a la Reina, y con toda la Corte como testigos, le dijo:

“Entre el clavel blanco y la rosa roja,
Su Majestad escoja”.

La sutileza pareció ser sólo percibida por sus amigos, que no tuvieron más que pagar la apuesta, claro. Por cierto, a este juego de palabras con intención burlesca se le llama “calambur”.


Otra de sus ocurrencias más famosas también tuvo como interlocutor a un miembro de la familia real, en este caso al rey Felipe IV. El monarca le pidió a Quevedo que improvisara unos versos, pues en tal suerte tenía el poeta ganada fama de ser el mejor. Don Francisco le indicó: “Dadme pie, señor”. El rey, graciosillo él, alargó la pierna ofreciéndole su pie, que quedó frente a Quevedo. Éste le espetó acto seguido:

“Paréceme, señor,
Que en esta postura,
Yo parezco el herrador,
Y vos la cabalgadura”.


En una ocasión, se le pidió que improvisase una cuarteta en la que apareciese la palabra lápiz, una de las pocas palabras en castellano que no tiene rima consonante. Cuál sería la sorpresa de los malévolos incitadores a tal rima cuando Quevedo les dio a conocer su composición:

“Al escribir con mi lápiz
He sufrido un desliz,
Resulta que he escrito tápiz
En vez de escribir tapiz”


Y como se podía permitir todo, hizo poemas políticamente incorrectos, que harían las delicias de los niños pequeños, ya que hablaba de culos, pedos, excrementos…
Poema al pedo :
"El pedo es como la nube que va volando 
 y por donde pasa va fumigando, 
 el pedo es vida, el pedo es muerte 
 y tiene algo que nos divierte; 
 el pedo gime, el pedo llora, 
 el pedo es aire, el pedo es ruido 
 y a veces sale por un descuido"




"Los nombres del pedo son varios: cual le llama 'soltó un preso', haciendo al culo alcaide; 
otros dicen: 'fuésele una pluma', como si el culo estuviera pelando perdices; 
otros dicen: 'tómate ese tostón', como si el culo fuera garbanzal. 
Otros dicen algo crítico: 'cuesco', derivado de la enigma; 
y otros han dicho: 'Entre peña y peña el alba, río que suena".


"No hay contento en esta vida 
que se pueda comparar 
al contento que es cagar".

Lo dicho, pura poesía :)





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