EL ALCORNOQUE
El Quercus suber (Alcornoque mediterráneo) es un árbol de hoja perenne y originario de Europa y del norte de África.
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| Dolmen en el Alcornocal Valencia de Alcántara (Cáceres) |
Se dice que simboliza la virtud de conservar y proteger. Quizás debido a esa protección encontramos dólmenes entre alcornocales en la zona de
Extremadura, para que el amparo sea “eterno”.
Considerados también árboles generosos
de los que obtenemos madera, bellotas y corcho.
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| Alcornoque |
La madera del alcornoque se ha utilizado
tradicionalmente para
hacer carbón vegetal pero es una madera de escaso valor.
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| Bellotas |
Sus frutos son las bellotas que son de
sabor amargo y que se utilizan para cebar animales como los cerdos
ibéricos.
Alimentando al cerdo con las bellotas de alcornoques y encinas, brotes de hierba y frutos silvestres de la zona se consigue una
calidad excepcional en el jamón.
Y es en España donde encontramos una
parte muy importante de la industria mundial del corcho, que se concentra en
Extremadura y Andalucía como comunidades principales.
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| Alcornoque una vez extraída su corteza |
El
corcho tiene diversos usos, el más importante es que se utiliza para cerrar las
botellas de bebidas alcohólicas
como el vino, los licores o el cava.
Del corcho que no pasa el filtro de
calidad se hacen, en un centro de reciclado, unas planchas de aglomerado que
puede servir para el revestimiento de cápsulas de satélites (5 a 6 mm de espesor), el revestimiento de suelos y paredes o para la fabricación de plantillas de calzado y de ropa.
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| El aglomerado de corcho absorbe la humedad, es aislante térmico y tiene resistencia ante el fuego |
Importante también el uso del corcho
como material aislante acústico y térmico utilizado en la construcción.
Se utiliza corcho natural para sellar
juntas de motores y artesanalmente para confeccionar artículos de decoración
como relojes, cuadros, maquetas, portales de belén y otros adornos similares.
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| Y en nuestro tan español Quijote, se cita también a estos árboles... "Los valientes alcornoques despedían de sí, sin otro sacrificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas cortezas" (capítulo XI) |
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