EL BAUTIZO DE FELIPE SEGUNDO.

Felipe II, el Prudente, hijo del emperador Carlos V y de Isabel de Portugal nació el 21 de mayo de 1527, en Valladolid, capital política del imperio español en aquellos momentos.


El nacimiento tuvo lugar en Palacio de Pimentel, actual sede de la Diputación de Valladolid, situado entre la Plaza de San Pablo y la Calle de Las Angustias. Según la tradición, al infante le correspondería bautizarse en la iglesia más cercana al lugar de su nacimiento, es decir, la iglesia de San Martín. Pero la familia quería que fuera bautizado en la iglesia de San Pablo.



Si la salida de palacio del infante para ser bautizado se realizaba por la puerta principal del mismo, el bautizo debería tener lugar en la Iglesia de San Martín. Para evitarlo, dice la leyenda que el príncipe fue presentado a través de una ventana que daba a la Plaza.  Como las ventanas tenían rejas, se rompió una de las mismas y por ahí se sacó al niño, en la calle de Cadenas de San Gregorio, que ya pertenecía a la zona de San Pablo. De esta manera , legalmente pertenecería a la parroquia de San Pablo. Cuatro siglos después, la reja sigue tal como se dejó, como recuerdo de tal acción.


Para el día del bautizo, los reyes ordenaron construir un pasadizo elevado entre la iglesia de San Pablo y el palacio de Pimentel. De esta manera,  la familia real pudo llegar a  San Pablo sin pisar la calle. Al estar elevado el pasadizo, se usó como salida una de las ventanas, sin que sepamos con certeza cuál.


El día elegido la comitiva bautismal salió del palacio de don Bernardino Pimentel por el pasadizo elevado,  en medio de la música contratada al efecto y de las aclamaciones de la muchedumbre. Llevaba al príncipe en brazos el Condestable de Castilla, a quien acompañaba el duque de Alba. Tras ellos iban el conde de Salinas, con las fuentes, el conde de Haro, con la sal, el marqués de Villafranca, con la vela, y el marqués de Vélez, con el alba.


Detrás iba la reina de Francia, doña Leonor, del brazo del duque de Béjar con muchas damas y caballeros luciendo ricos vestidos y joyas. La iglesia de San Pablo estaba adornada con el mayor lujo y grandiosidad, ostentando preciosas colgaduras y multitud de luces, candelabros, arañas, flores y suntuosos estrados. Administró el bautismo el arzobispo de Toledo, acompañado de los obispos de Palencia y Osma, imponiéndole el nombre de Felipe, que por cierto lloró muy fuertemente mientras le echaban el agua. Con este motivo hubo en Valladolid y Castilla entera grandes fiestas con torneos, banquetes, corridas de toros fuegos artificiales, cucañas y bailes.




La asociación cultural La Corte en Valladolid,  recreó el verano de 2015 en la iglesia de San Pablo este hecho histórico.

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