El entierro de la sardina.

El entierro de la sardina es una ceremonia con la que se anuncia el fin del Carnaval en diversos puntos de España. Los entierros suelen consistir en un desfile que parodia un cortejo fúnebre y finaliza con la quema de alguna figura simbólica, generalmente representando a una sardina. 


Con el «entierro de la sardina» el desenfreno y los sentimientos de liberación que surgen en la fiesta de Carnaval se hacen pasar por la hoguera. De este modo se arregla «la situación» y vuelve el «orden natural». Tomando el fuego como símbolo de liberación y regeneración, se intenta invitar al pueblo a una reflexión colectiva. En definitiva es una llamada al orden para entrar en la Cuaresma, momento de austeridad y tranquilidad.
 

Se celebra tradicionalmente el miércoles de Ceniza y en él se entierra simbólicamente al pasado, a lo socialmente establecido, para que puedan renacer con mayor fuerza, para que surja una nueva sociedad transformada.


Gracias a Goya y los cuadros en los que reflejaba las costumbres de la época en Madrid, podemos hacernos una idea de cómo se celebraba a principios del siglo XIX.
 
En España reinaba Fernando VII, que con su reinado absolutista, prohibió la fiesta. No obstante, los madrileños la siguieron celebrando, y Goya, al pintar el cuadro, mostraba su rechazo a esta política, y aprovechaba para criticar de soslayo a la iglesia.


En el estandarte, se ha descubierto gracias estudios del cuadro con rayos X, que aparecía escrita la palabra “Mortus”, sobre la cual posteriormente se pintó la máscara. ¿Quizás una alusión al ayuno en cuaresma?


El hombre que baila a la derecha del estandarte, viste, al parecer, hábito de fraile.

Las dos mujeres centrales que bailan eran, en el dibujo original, unas monjas; en el cuadro definitivo esta identificación ha desaparecido.






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